Ni cachopo ni cachopa ni San Jacobo, flamenquines planos.

Si estás hasta el moño de la histeria del cachopo como servidor, pero te mola y quieres hacer algo diferente para que parezca que no caes en modas de histéricos gastrónomos de pacotilla, esta es tu receta, apta para gordors y tragaldabas.
Aunque el origen suizo de tan magno plato no parece tener dudas, yo me inclino más por mis orígenes sureños y lo asemejo al flamenquín que parece de origen romano y estos siempre me molan más que los suizos.
Aunque el tamaño no es ni de lejos el de un cachopo, lo nutritivo y calórico de este plato aconsejan una cama cercana y no ingerirlo en horario laboral.
Para evitar la tensión circular y dificultades manuales, opto por lo plano y la duplicidad en la capa de carne, ganado tiempo, comodidad y facilidad en la preparación.
Podéis hacer los flamenquines planos con pollo, ternera o cerdo, como es el caso, con lomo de cerdo adobado.
Dificultad
Imposible, para suizos. Fácil si tienes un poco de arte.
Ingredientes
- Filetes de lomo de cerdo adobado, que sean pares.
- Jamón serrano, con tocino
- Queso en lonchas (yo he usado manchego)
- Sal
- Pimienta
- Harina
- Huevo
- Perejil
- Ajo
- Pan rallado
- Aceite de oliva virgen extra
Machacamos los filetes con una maza y los vamos aplanando. Salpimentad los filetes. Ponemos unas tiras de jamón en el centro o una loncha de jamón estirada sobre los filetes y el queso. Tened cuidado con la sal que el jamón aporta.
Tapamos con otro filete. Enharinamos. Pasamos por huevo batido, al que ponemos un poco de perejil y ajo picado. Después pasamos por pan rallado…y así con todos.
Freímos en abundante aceite caliente, puedes acompañar con patatas fritas o ensalada, si eres blandito.
Marida como casi todo en la vida con un buen vino y una buena siesta.